Primera subasta de palabras en Christal’s

Supongo que mis lectores ya tendrán conocimiento por otros medios de comunicación de laaprobación el mes pasado por el Congreso y el Senado norteamericano del polémico Bill para la privatización de las palabras (solo sustantivos) del diccionario de la Universidad de Oxford, la máxima autoridad de la lengua inglesa.

Como también deben saber que el borrador de esta ley  fue redactado por un panel de representantes del mundo de las letras en el idioma inglés, de los gobiernos de EE UU y  GB,   Microsoft, Google y Apple. En declaraciones a la prensa, el representante del Gobierno  dijo que “Todo lo que es necesario debe tener un precio, y el lenguaje es lo más necesitado , ¿por qué no debe tener también un precio?” Sobre las consecuencias de la privatización del lenguaje el representante de GB añadió: “Es posible que se hable menos, pero lo que se hable o se escriba será de más calidad. De todas formas el gobierno pondrá un límite asequible al precio de las palabras”. El corresponsal del new York Times preguntó al delegado de Google por qué habían participado en la redacción del borrador: “Esta ley no puede aplicarse sin nuestra participación, porque nosotros filtraremos las palabras de propiedad privada a través de las conversaciones de los chats, correos electrónicos y los móviles”. El periodista insistió: “¿Quién controlará las conversaciones privadas?”. Y la respuesta del delegado no dejaba duda de la necesidad de su participación: “Ya tenemos a punto un programa rastreador de conversaciones. Nadie podrá burlar esta ley, pero eso no quiere decir que se vulnere el derecho a la privacidad, porque solo registrará las palabras de pago y no las conversaciones completas”.
Hemos indagado sobre el coste de este servicio, así como todos los beneficiarios de esta ley y este el resultado:
El propietario de la palabra percibirá el 70% de los  ingresos, el resto se lo repartirán el Estado (15%); las empresas rastreadoras (10%), y la Universidad de Oxford (5%) que controlará todo lo relativo a las palabras y sus derivados, como sinónimos
Según algunas filtraciones de esta ley, que no entrará en vigor hasta que no  se subasten las palabras y tengan ya un propietario, lo que tuvo lugar ayer, se prevén una serie de incentivos para determinados grupos, que podrán suscribirse a cada palabra con una tarifa plana, como novelistas, políticos, predicadores, y otros grupos profesionales que las usen con frecuencia.
En cuanto a la primera subasta que tuvo lugar ayer, se había creado una expectación por su posible resultado negativo, pero el resultado sorprendió a propios y extraños, porque en un solo día se subastaron 1.358 palabras, con un  volumen de ingresos de 7.253 millones de dólares, que ingresará los respectivos  Estados, los legítimos propietarios de la lengua.
En esta primera subasta de palabras estuvieron presentes un numeroso grupo de observadores la Academia de la lengua de España  e Hispanoamérica, que están considerando también privatizar las palabras. Pero en el caso del castellano, será más complicado, porque tendría que haber consenso entre todos los que hablan esta lengua. Si no hay consenso, se podrían crear paraísos de habla gratuita, que atraería a muchas personas, especialmente novelistas y otros profesionales que utilicen la lengua como herramienta de trabajo.
En cuanto a la sesión de ayer, tres palabras sobrepasaron los 100 millones de dólares: “Baby”, “Money” y “Love”. La sorpresa fue que la palabra “Devil” sobrepasó a la palabra “God”, por la  que solo se ofertaron “20.000 dólares, cuando la palabra “Devil” que incluye todos los sinónimos, alcanzó 1,200.000 dólares. La mayoría de los compradores han sido anónimos, pero se cree que que “Baby” la ha adquirido una importante discográfica, “Money” un grupo de inversores vinculados a los fondos de pensiones y “Love” una importante editorial especializada en literatura romántica y erótica.