¿Por qué no maduran “Los Verdes” en España?

Se han preguntado alguna vez por qué en Europa Los Verdes tienen ya diputados en sus parlamentos (en Alemania están a solo unas elecciones para ganar la Cancillería), pero no ha habido ni uno en España?
Yo sí, pero la respuesta me costó más de un año de enormes esfuerzos, con muchas noches de insomnio, además de un insano estrés cada nueva edición de "El Correo Verde".

Mi respuesta es ésta: España sigue viviendo como en el siglo XIX, pero viaja en Audi y toda la familia tiene un móvil, ¡incluidos los que todavía están en el parvulario!

La derrota de la II República puso fin a un proceso de regeneración de España para ponerla en sintonía con la mentalidad de la clase media europea. Los más destacados artistas, escritores e intelectuales de esta época, inmensamente superiores a los actuales, estaban dispuestos a apoyar este fundamental proceso. Pero un puñado de militares golpistas consideró que los centro-europeos eran todos liberales y masones, controlados por los judíos y que estábamos bien como éramos.

Después de provocar y ganar una guerra fraticida, y bendecidos por una Iglesia católica, que comulgaba abiertamente con el pensamiento político de los golpistas, levantaron un muro entre la España de la pandereta y las sopas de ajo y la Europa de judeo-masones, que no había mente por despejada o inteligente que fuera que pudiera traspasarlo.

Encerrados en ese gueto ibérico, perdimos cualquier oportunidad de evolucionar al mismo ritmo que las democracias europeas.

Cuando el huracán democrático derribó el muro, ya teníamos en el ADN los genes del franquismo, que mezclados con los de la democracia dio como resultado una nueva raza de españoles “dictocratas”, actuamos como demócratas, pero pensamos como dictadores, que ha perdido irremediablemente toda conexión con una Europa cincuenta años, si no contamos el atraso secular de España, irrecuperables más adelantada.

No se puede asistir a un debate convencido de que no tienes que ceder porque tu propuesta es la mejor. Como tampoco es posible hacer propuestas para unas elecciones a diputados en medio de desavenencias territoriales. Un militante verde gallego o vasco debe ser igual que un andaluz, o uno de los tres no es verde, sino verde con un adjetivo territorial: verde-gallego, verde-vasco o verde-catalán.

No se puede considerar democrático un partido que tiene un secretario político prácticamente vitalicio. No se puede ganar diputados en un partido dividido, enfrentado, y a puñaladas bajas, y con un programa rebosante de tópicos sin utilizar un poco de imaginación, pero sin caer en la utopía. Y, sobre todo, no se puede conseguir votos donde no hay ni ha habido nunca una cultura ecológica; es decir, sin clientela política partidaria.

¡Por todas esta razones no hay diputados verdes en España!


(En España hay 13 micro.partidos verdes. ¿Unidos? "No, gracias, yo soy el lider en mi partido. +Ganaremos!")"