Berlín, ¿el sueño de Pericles?




Cuando en Atenas gobernaba Pericles (495 aC- 429 aC) la actual ciudad de Berlín debía ser una densa zona boscosa, atravesada por el río Havel y su afluente el Spree.
Sus habitantes habituales debían ser los osos, lobos, caballos, jabalíes, etc. Tal vez ya hubiera algún asentamiento humano, chozas dentro de empalizadas para protegerse de las alimañas, formado por poblaciones migradas de latitudes más septentrionales.

Por aquella época podía muy bien decirse que esta zona era las antípodas del mundo culto y civilizado de entonces, pero llamada a ser la ciudad que mejor realizaría el "sueño de Pericles", legado a la posteridad en su famoso "Discurso fúnebre". En este discurso, recogido por Tudícides, se hace mención por primera vez a una idea que será la inspiración de todo político progresista hasta nuestros días: "el Estado social y democrático".

"Nuestra política no copia las leyes de los países vecinos, sino que somos la imagen que otros imitan. Se llama democracia, porque no sólo unos pocos sino unos muchos pueden gobernar. Si observamos las leyes, aportan justicia por igual a todos en sus disputas privadas; por el nivel social, el avance en la vida pública depende de la reputación y la capacidad, no estando permitido que las consideraciones de clase interfieran con el mérito. Tampoco la pobreza interfiere, puesto que si un hombre puede servir al estado, no se le rechaza por la oscuridad de su condición."

Cuando en el 388 aC. Platón viaja a Siracusa para ensayar su idea de Estado basado en "La República" la Atenas "clásica", debilitada por las guerras del Peloponeso y gobernada por una sucesión de "tiranos", estaba ya en decadencia, porque había alcanzado lo máximo de sí misma según su propia concepción y en el entorno de su propia circunstancia. Como toda era clásica, se produce el agotamiento de las ideas y de las formas que la originaron: las artes en general alcanzan su máxima perfección posible, incluida la arquitectura o la literatura.

La decadencia de Atenas no quiere decir el agotamiento de la idea política surgida de Atenas, sino precisamente todo lo contrario, es el comienzo. Lo que se agota es la idea de la Magna Grecia, donde no hay lugar para la nueva concepción política, idea que necesitaría 25 siglos para que fuera plenamente realizable.

Desde el Renacimiento el pensamiento político progresista se ha inspirado en esta idea de Estado y fue progresando lenta pero inexorablemente hasta nuestros días, dejando un auténtico reguero de sangre idealista en su camino. Filósofos como Hegel retomaron el Derecho de Atenas para razonar su propia versión del moderno Estado de Derecho.

La idea era simple pero revolucionaria: la paz social y el progreso económico sólo es posible cuando la gestión del Estado se hace de forma colegiada entre sus ciudadanos. La amplitud de la representación política y universalidad del proceso no era desde luego tan amplio en Atenas como en nuestros días, pues sólo tenían derecho de voz y voto los ciudadanos libres cabezas de familia y propietarios, ya que en realidad se trataba de regular el uso de la nueva idea de propiedad privada y su relación con las necesidades propias del Estado. Fueron los romanos y su Derecho, que en muchos aspectos prevalece en la actualidad, quienes otorgaron a la propiedad un derecho inalienable: el "dominium", base jurídica de la actual "propiedad privada y pública".

Para la realización de esta idea era necesario que se cumpliera el axioma de Ortega y Gasset: "Yo soy yo y mi circunstancia, y si no se salva ella no me salvo yo". El fracaso de Atenas fue debido a su adversa circunstancia.

Veinticinco siglos después la idea es la misma, lo que ha cambiado ha sido la "circunstancia". Tras la II Guerra Mundial las circunstancias políticas, sociales y económicas internacionales son por primera vez las adecuadas para la realización de la idea que Pericles describe en su panegírico: el Estado social, democrático y de Derecho. Idea que cristalizará con su mayor "perfección posible" en la "ciudad-estado" de Berlín en este siglo XXI. No es un logro irreversible ni consolidado, pues por su propia concepción su estabilidad se fundamenta en la "precariedad" de la opinión pública, que puede cambiar. La democracia no se puede asegurar por decreto ley.

La circunstancia de Atenas consiste en una serie de ciudades-estado libres y que forman parte de una confederación llamada "Liga de Delos". Como estamos tratando de justificar que Berlín es la heredera directa de Atenas en la historia de Occidente, también ésta es una ciudad-estado libre (Land), dentro de una "liga" o "confederación", la Unión Europea.

Siguiendo las similitudes, Atenas "lideraba" políticamente la Liga de Delos, era exigente en sus responsabilidades compartidas y favorable al sistema democrático que regía en la propia Atenas, pero sobre todo estaba interesada en la defensa de zonas estratégicas necesarias para su supervivencia y seguridad, como era el control del Istmo de Corinto.

Frente a la "Liga de Delos" estaba la "Liga del Peloponeso", liderada por Esparta, menos exigente con las responsabilidades comunes, pero contraria a las nuevas ideas democráticas de Atenas. Karl Kautsky considera el "comunismo de Esparta" como el origen histórico del socialismo, pero son muchos los intelectuales que han sugerido la comparación entre el régimen de Esparta y el comunismo de la ex Unión Soviética, sobre todo durante la era estalinista. Personalmente comparto esta comparación.

Para encontrar nuevas coincidencias, Corinto, situada en la crítica zona del Istmo, pero dentro de la Liga del Peloponeso (que bien podía compararse a la zona de los Balcanes), tras una serie de enfrentamientos con su ciudad colonial, Corcira, prefiere formar parte de la Liga de Delos, opción apoyada por Atenas, por cuya causa tendrá un enfrentamiento militar con Esparta, las llamadas guerras del Peloponeso. Estas guerras serán la principal causa de su agotamiento y posterior decadencia, pues se vieron obligados a elegir "tiranos" para organizar la defensa de la ciudad y de la confederación.

¿Se puede establecer algún paralelismo entre la Atenas clásica y el Berlín actual? Lo dejo a la opinión del lector. Pero, tal y como sucedió entonces, ahora, por efecto de la globalización, nos encontramos nuevamente ante una "circunstancia adversa" que hace casi imposible progresar en la perfección de este modelo social legado por la Atenas de Pericles. Puede que tengamos que esperar otros cinco o diez siglos más para que la circunstancia sea nuevamente favorable y se alcance de una vez por todas la realización de un Estado social y democrático de ámbito global. Esa es la función política trascendental encomendada a las Naciones Unidas.