Muchas veces como filósofo me he preguntado ¿qué es el amor?, y solo recientemente he llegado a una conclusión que puede parecer demasiado simple para la supuesta complejidad de este apasionado sentimiento: El amor es la atracción de lo desconocido. Por esta causa el amor más sublime e insuperable es, para los creyentes, el amor a Dios, pues les atrae apasionadamente, pero nunca llegarán a conocerle. Aquí, en el mundo real, el amor tiene fecha de caducidad, porque tarde o tempano llegaremos a conocer lo que no atraía, con lo que deja de ser “atractivo”,y con la atracción desaparece también la pasión. Por esta paradoja, quien termina sus días en soledad es porque ha amado y ha sido amado, y quien los termina acompañado es porque, solo ha “querido” o deseado, pero no ha amado. Hay una diferencia sustancial entre amar y querer, porque el cariño funciona en sentido contrario al amor, ya que es la atracción de lo conocido. El amor es una pasión ciega, el cariño es un afecto con buena vista.